Mi cuerpo es la Verdad: la importancia de escuchar

29.03.2024

¿Alguna vez has sentido impotencia al momento de contar tu verdad?, ¿has sentido que no importa cuánto hables, nadie te escucha porque no tienes las pruebas necesarias? Esta, lastimosamente, es la realidad para muchas mujeres y miembros de la comunidad LGBTIQ+ que han sido víctimas en el marco del conflicto armado colombiano.

Hoy en día, en nuestro país, es extraño no estar informado con respecto a la violencia en el territorio y sus efectos en determinadas comunidades y grupos. Sin embargo, no es algo de lo que suela hablarse en la sociedad colombiana, lo cual termina por verse reflejado en la creación de diversas estrategias que han surgido para informar y denunciar lo que sucede y es ignorado.

Una de las herramientas para ello es el Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. El documento es "el resultado de cuatro años de investigación, escucha comprometida y diálogo sobre más de medio siglo de guerra y conflicto armado" (Comisión de la Verdad, 2022). Dentro del mismo, se encuentran miles de historias individuales y de comunidades enteras que fueron, y siguen siendo, víctimas de los estragos del conflicto armado, entre los cuales se destacan dos minorías el día de hoy: las mujeres y las personas LGBTIQ+. Estos dos grupos son de los más presentes a lo largo de todo el informe, tanto así que cuentan con un volumen entero para sus casos y vivencias.

Con el propósito de profundizar un poco más sobre el tema, en esta ocasión, co-coordinadora e investigadora del volumen de mujeres y personas LGBTIQ+ y integrante del grupo de trabajo de género de la Comisión de la Verdad de Colombia, Vivian Cuello Santana, fue la encargada de contar a Naife, a través de una entrevista, su experiencia tratando con esta cruda realidad vista en nuestro territorio. A raíz de sus esfuerzos y logros en el campo, Cuello pudo formar parte del equipo que coordinó la investigación presentada en "Mi cuerpo es la Verdad", capítulo del Informe de la Comisión de la Verdad dedicado a contar experiencias de mujeres y personas LGBTIQ+ en el conflicto armado.

"Mi cuerpo dice la verdad" es el capítulo enfocado en el impacto que tuvo el conflicto sobre las mujeres y la comunidad LGBTIQ+. 

Desde 2017, antes de terminar sus estudios como internacionalista en la Universidad del Norte, Cuello empezó a ejercer como investigadora en la organización Caribe Afirmativo, en donde tuvo la oportunidad de coordinar informes ante la comisión sobre todo lo relacionado con los impactos, las afectaciones, los eventos y los llamados de ayuda de las víctimas. Durante su estadía en el puesto, la investigadora afirma que Caribe Afirmativo "fue la organización LGBTIQ+ que más informes presentó ante la Comisión de la Verdad". Luego de 4 años en el puesto, en 2021, Cuello recibió la oferta de desempeñarse como investigadora, y más tarde coordinadora, en el grupo de trabajo de género de la Comisión de la Verdad.

A lo largo de su trayectoria en la Comisión, la joven tuvo la oportunidad de trabajar en la producción de "Mi Cuerpo es la Verdad", un capítulo en el Informe Final de la Comisión de la Verdad dedicado exclusivamente a darle visibilidad a "una violencia deslegitimada históricamente por parte de las comunidades [...] pero sobre todo por parte de las entidades del estado de los funcionarios y funcionarias públicos". El propósito de este capítulo es darle voz a todos los que no pueden simplemente porque el estado colombiano no hace más que silenciar sus vivencias y reducirlos a un solo aspecto de su identidad.

Por lo general, al momento de tratar el tema del conflicto armado en Colombia, la violencia sexual es uno de los puntos más importantes para el resto de la comunidad, y también uno de los más interseccionales, ya que cualquiera puede ser víctima de ella. Sin embargo, en este caso la Comisión encontró pertinente dedicarle un capítulo completo a dos minorías, mujeres y personas LGBTIQ+, ya que no eran víctimas de este crimen únicamente, sino de muchos otros como amenazas, desplazamientos, exilio, homicidio, tentativas de homicidio, secuestro, entre otros actos que atentan contra la integridad de la persona. La entrevistada explica que la principal motivación del capítulo fue precisamente denunciar esos "cuestionamientos que históricamente se le han hecho a mujeres y personas LGBTIQ+", sin la necesidad de volver este producto algo reduccionista e ignorar las otras partes de la historia de las víctimas.

Durante la entrevista, Cuello se encargó de aclarar que la decisión de redactar un capítulo completo alusivo al tema no fue tan sencilla como parece. Al momento de discutir sobre los avances del informe en una sección específica, se lleva a cabo una reunión periódica entre la comisión y las organizaciones, la cual recibe el nombre de Mesa de Asistencia Técnica de Género. En dicho encuentro, la comisionada encargada de todo lo relacionado con género en la Comisión de la Verdad, Alejandra Miller, hizo la propuesta ante el resto de los comisionados, entre quienes se encontraban aquellos que no sensibilizaban alrededor de la situación.

La importancia de este capítulo recae no solo en su objetivo de presentar y denunciar los actos violentos contra estos grupos, sino también la razón principal que sirve como detonante para los ataques: la identidad de las víctimas. En el caso de las mujeres, en Colombia y en muchos países, su palabra no tiene la fuerza o el poder que merece, ya que la sociedad se guía por las ideologías del entramado patriarcal, en donde la mujer es vista como un ser que debe vivir por y para el servicio de alguien más. Las mujeres son víctimas de demasiadas agresiones por el simple hecho de ser mujeres, sobre todo en el margen del conflicto armado colombiano. Cuello resalta que una de las razones detrás de estos actos contra las mujeres se debe a que ellas "han sido la fuerza de los territorios, [...] han defendido la paz, la vida, y se han ido contra el conflicto armado". En las comunidades afectadas, la mujer es vista como una parte fundamental de los hogares, por lo que los actores utilizan estrategias para movilizarlas forzadamente y, con ello, traer al resto de la comunidad, porque en ellas es que está sostenido ese tejido familiar. Son utilizadas como objetos para manipular al resto de la población y obligarles a que despejen las áreas que se quieren ocupar. "Al momento de violentar a las mujeres, [controlan] el territorio, porque [imponen] un orden moral, social, específico sobre [este]".

En el caso de las personas LGBTIQ+, el cual es el enfoque de Cuello (era coordinadora de la sección enfocada en dicha comunidad), la vida siempre está en la línea de fuego por el simple hecho de expresar su forma de amar y por manifestar su identidad no normativa de género. Lo que se quiere es "decirle al país, mire, estas violencias ocurrieron por tantos prejuicios alrededor de las sexualidades y el género no normativo en el país", y darle visibilidad al tipo de conflictos que utilizan las diferencias como la mejor excusa. Leyendo el capítulo, es imposible de evitar la conclusión que la sociedad colombiana tiene una deuda con la comunidad LGBTIQ+, con Cuello comentando como la aprobación tacita de las comunidades contribuyo a las violaciones experimentas por la comunidad LGBTIQ+ a las manos de la guerrilla, los paramilitares y las fuerzas públicas. Para Cuello, es fundamental que la sociedad colombiana supera estos perjuicios que permitieron abusos atroces contra esta comunidad, y el primer paso sería de escuchar los testimonios de tantas víctimas. La investigadora afirma que una de las ventajas del volumen es que se pudo trabajar con los testimonios de primera mano de las víctimas, cosa fundamental en el proceso de esclarecer la verdad. En el apartado LGBTIQ+ se destaca la importancia de darle voz y visibilidad a todas las

personas dentro de la misma comunidad tomando en cuenta su identidad como tal, y no simplemente encerrarlas en un mismo grupo. Es fundamental desagregar las identidades en estos casos para hacerse una idea clara de la situación y sus consecuencias sobre los grupos específicos. 

El capítulo dio la oportunidad de explorar mas sobre las viviencias de las mujeres y las personas de la comunidad LGBTIQ+ en el conflicto armado. 

A partir de lo anterior, se puede tener una idea de la complejidad del tema y la importancia que este volumen representa tanto para las víctimas como para el resto de la sociedad colombiana. No es sencillo abarcar algo tan delicado como las situaciones de estos dos grupos en un número determinado de páginas, cosa que fue comentada en la entrevista. La investigadora explica que, al inicio, contaban con aproximadamente mil páginas presentando todo tipo de información y datos considerados pertinentes para el conocimiento del público, pero, lastimosamente, no pudieron ser aprobados y tuvieron que ser acortados o directamente descartados. "El volumen del informe antes era mucho más largo, y nos hubiera encantado [publicarlo], pero en aras de que la gente realmente lea el informe y se interese como sociedad colombiana por esto, tuvimos que hacer un ejercicio pedagógico de recortar", afirma Cuello. La intención nunca fue excluir o minimizar ciertas historias, sino volver del capítulo algo mucho más accesible para el público general.

El principal objetivo es que la gente lo lea y deje de ignorar la realidad que millones de colombianos son forzados a enfrentar.

Debido al rigor que requiere el proceso de esclarecimiento de la verdad para la no repetición, la realización de este capítulo tuvo que tener en cuenta demasiados obstáculos. Uno de los principales factores que dificultó el proceso de recolección de información fue el plazo establecido para la entrega de los resultados. Con respecto a esto, Cuello expresa que, como Comisión, hubiese sido mucho mejor contar con más tiempo para tratar de informar efectivamente en relación con ciertos aspectos de un conflicto de más de 60 años y contando. Aparte de esto, debido al carácter del

documento y la importancia de escuchar a las víctimas directamente, la falta de seguridad fue un gran obstáculo. La coordinadora comenta que fueron muchos los casos en donde tuvieron que sacar a las víctimas de su casa ya fuera por desconocimiento de sus familiares sobre la situación o por la presencia de grupos armados en determinadas comunidades, lo cual ponía en riesgo la seguridad de la víctima, una vez más, y la del equipo encargado de entrevistarle. Cabe mencionar que varias de las historias que iban a ser incluidas en el informe no pudieron ser escuchadas por cosas como el temor de las víctimas y la discriminación que sufrían por ello.

La pandemia también jugó un papel importante en este proceso. En el caso de las personas LGBTIQ+, por ejemplo, debido a la precariedad en la que varias se encuentran, las entrevistas virtuales no siempre fueron la solución. "Muchos no tenían acceso a un computador o a internet en el celular para poder tener una videollamada [...] con una persona de la Comisión. [...] esa fue otra dificultad que tuvimos que afrontar de la mano de esto que te digo, del miedo también a contar en tu casa". Para estos casos, Cuello explica que decidieron brindarle un subsidio de transporte a las víctimas para que pudieran movilizarse a la sede más cercana de la Comisión, Casas de la Verdad, y tuvieran la oportunidad de relatar lo que les ocurrió en un espacio seguro.

Lastimosamente, en lo que respecta a la comunidad LGBTIQ+ en Colombia, la seguridad es de los últimos temas en ser abarcados por los entes estatales y gubernamentales, ya que en nuestro país "[...] no ha habido un caso de política pública a favor de personas LGBTIQ+". Este ha sido un grupo ignorado por la mayoría de los ciudadanos, sobre todo aquellos en el poder y con la capacidad de controlar los sectores más importantes en el país. En el capítulo "Mi cuerpo es la Verdad", se habla sobre la 'desprotección estatal' y el cómo esta ha sido el detonante para la mayoría de los actos violentos cometidos por grupos como las FARC y los paramilitares en contra de los miembros del colectivo. Durante esta sección de la entrevista, Cuello nos comenta en particular sobre la situación que ocurrió en Cali y en Montes de María, en donde la fuerza pública, al serles asignadas funciones para entrar en la guerra, se aprovechaban de su poder y terminaban por violar, torturar, amenazar, asesinar y detener arbitrariamente a personas LGBTIQ+. Algunos de los casos cubiertos en el proceso son simplemente de no creer.

El capítulo cuenta con cientos de testimonios que indiquen las vulneraciones sufridas por la comunidad LGBTIQ+. Para dar un ejemplo, se presenta el caso de Paloma, una mujer trans que fue injustamente arrestada como falso positivo en lugar de alias Karina, la comandante de las FARC que fue acusada de los cargos. En el 2018, Paloma y Cuello se reunieron en Medellín con el fin de hablar sobre lo que le había sucedido en Dabeiba, su tierra natal, y cómo lo estaba afrontando. "La última imagen que tiene la gente es que llegaron en un helicóptero al estadio, a la cancha de Dabeiba, que es enorme, y me sacaron de ahí porque yo era alias Karina, la comandante de las FARC", nos comenta Cuello en palabras de Paloma. Lo frustrante de la situación fue el hecho de que era evidente que Paloma no era alias Karina, principalmente porque la comandante de las FARC es afro, a diferencia de la víctima, y porque los miembros de la fuerza pública y los habitantes del municipio conocían a Paloma. Luego del encuentro, la Comisión le brindó acompañamiento a la víctima, y pudieron apoyarla para volver a su hogar.

"Mi cuerpo es la Verdad" se encarga de darle voz y visibilidad a todos esos relatos, como el de Paloma, que por mucho tiempo fueron silenciados. El capítulo fue titulado como tal debido a un evento del mismo nombre realizado en 2019, en Cartagena, por la Comisión a propósito del día contra la violencia sexual en Colombia.

Estoy diciendo la verdad y mi cuerpo lo está diciendo, mi cuerpo y la experiencia que yo he vivido desde mi corporalidad y de lo que me ha pasado a mí, ya sea una violencia sexual o ya sea otro tipo de violencia como mujer o persona LGBTIQ+ que ha sido históricamente olvidada y silenciada.

Es el mensaje que es expresado en el volumen por parte de todas las víctimas que tuvieron la oportunidad de alzar su voz. Este capítulo quiere denunciar el rechazo hacia ambos grupos al mismo tiempo que informa sobre su dolorosa historia en el margen del conflicto armado, para que cada lector reflexione respecto al tema, decida empezar a promover la empatía y se motive a iniciar el cambio que necesitamos como país desde su hogar.

Escrito por: Catalina Oviedo Brugés

Entrevistadora: Maya Alzate Echeverría / Septiembre 16, 2022

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